Consejos iluminación
- ¿Puedo ahorrar energía y mantener la misma calidad de luz?
- Con lo que me he gastado en decoración,
¿por qué no luce mi casa? - ¿Cómo ilumino mi negocio?
¿Con luz cálida o con tonos fríos? - ¿Qué color es mejor para mí?
- ¿Qué tipo de luz necesito para iluminar mis cuadros?
- ¿Es verdad que puedo iluminar mi tienda de ropa con LED?
- ¿Cómo se ilumina un espejo?
- ¿Por qué no consigo iluminar mi jardín como a mí me gustaría?
¿Cómo ilumino mi negocio?
¿Con luz cálida o con tonos fríos?
Muchas personas nos preguntan si es mejor utilizar la luz fría o la luz cálida. Psicológicamente, las personas asociamos la luz cálida con ambientes recogidos, domésticos y confortables, mientras que la luz fría nos resulta más impersonal. Sin embargo, esto no es del todo cierto, ni mucho menos. La luz del sol, que acostumbramos a considerar cálida, es en realidad fría, muy fría; pero tenemos la sensación de calidez porque nos produce calor y porque el sol es amarillo. Por eso nos parece confortable y nos produce una grata sensación de bienestar.
Tampoco es verdad que para apreciar los tonos rojizos (por ejemplo, de un buen vino) sea mejor la luz cálida. El botánico checo Jan Purkinje, enamorado de las rosas, descubrió que estas se mostraban más rojizas con la luz fría de la mañana que con la luz anaranjada del atardecer. Con ello descubrió que para apreciar algunos tonos rojizos es mejor utilizar luces frías, al contrario de lo que hasta el momento se pensaba. El “efecto Purkinje” solamente se da en bajas intensidades de luz porque nuestro ojo no es perfecto, y en algunas situaciones percibe los colores de un modo u otro, según la luz ambiente, pero también en función del sexo, la edad, la raza, y, cómo no, de nuestra propia educación visual.
En definitiva, las sensaciones producidas por la luz fría o por la luz cálida son fisiológica y culturalmente subjetivas, aunque sí podemos explicaros nuestra experiencia adquirida con los años. Las luces frías y tenues nos parecen al ojo azuladas, pero si a la misma luz le aumentamos la intensidad, deja de resultarnos tan fría. Sin embargo, la luz cálida en bajas intensidades nos parece de un color blanco neutro, mientras que si aumentamos la potencia se nos muestra extraña al ojo. La luz fría es una buena aliada para mostrar colores vivos y brillantes así como para producir una sensación más higienista del espacio. La luz cálida nos va a recordar inconscientemente a los ambientes domésticos y recogidos porque nos recuerda al color de la llama de una vela, de un fuego o de una lámpara incandescente.
En Gaudir podemos ayudarte a escoger la temperatura de color ideal para tu negocio. Podrás experimentar en nuestro taller el efecto de distintos tonos de blanco sobre tu negocio.